sábado, 10 de febrero de 2007

Ser

Debemos aceptar entonces que no somos solamente una imagen externa, la personalidad. También existe algo desconocido y que recibimos algunas referencias a través de fugaces momentos de conciencia.

Si seguimos avanzando, veremos que en realidad "Somos" es esa parte desconocida. Y que el "yo", nuestra personalidad, es una creación de la mente, que debe recrearse constantemente para no desaparecer.

Analicemos esto: Un medico cree que "es" medico, un adinerado cree que "es" adinerado, un padre cree que "es" padre; y por lo tanto se comportan como tal. Obviamente que un profesional tiene los conocimientos, y un adinerado tiene dinero, y un padre tiene hijos. Aunque al no percibir la diferencia entre ser y tener, se crea la ilusión. Me parece muy lógico entonces que con solo obtener un titulo, acumular conocimientos, dinero, o tener un hijo, dejamos de ser lo que éramos y pasamos a ser otra cosa. Cuanto más acumulamos; sea información, creencias, ideales de moda, etc., creemos que "somos" más.

Ahora supongamos que uno de los personajes mencionados tiene un accidente y pierde la memoria, y sufre de amnesia, y es encontrado por desconocidos.

¿Quién es?.

El mismo diría que solo es un ser humano, y actuaría de manera sencilla, sumamente atento ante todo lo que sucede. La actitud y personalidad resultante de sus títulos, cultura y diversas acumulaciones ha desaparecido.

Entonces quiere decir que somos un recuerdo. Que cada mañana, al despertarnos, debemos recordar quienes somos para continuar siendo.

Esta tarea de auto sostener nuestra imagen exige una actividad agotadora y a veces estresante. Basándonos en los recuerdos del pasado, para construir nuestras respuestas y actitudes frente a la vida y el futuro, y reaccionando ante la vida y nuestras relaciones, solo respuestas y actitudes condicionadas.

Así, la mente está siempre en una constante actividad, apelando a los recuerdos y proyectando situaciones imaginarias. Anticipándose a lo que supuestamente puede suceder, juzgando y condenando, reforzando la personalidad y la ilusión de lo que creemos ser.

Como es evidente, esta actividad mental nos ocupa en tiempo completo. Hasta de noche, mientras dormimos, la mente continúa con su incesante parloteo, generando lo que recordamos como sueños.

Mientras tanto, el ahora, la realidad, con toda su riqueza de frescos y espontáneos momentos, pasa inadvertida.

Nuestro pensamiento es producto del pasado y del futuro. Por lo tanto nos privamos de la conciencia del presente. Todo lo que necesitamos, lo que somos, está en el ahora. No en el pasado ni en el futuro.

Al evitar el ahora, y por lo tanto evitar lo que Somos, vivimos en un estado de ansiedad permanente. Deseamos algo que nos llene, que nos satisfaga, que nos haga sentir que "somos".

Buscamos a Dios como la salvación; entonces no buscamos a Dios; en realidad deseamos la salvación. Buscamos un amor que nos haga sentir plenos y satisfechos; en realidad no buscamos el amor; queremos sentirnos plenos y satisfechos.

El deseo de obtener resultados genera contradicción. La contradicción genera ansiedad. La ansiedad genera deseos de nuevos resultados. La consecuencia es siempre frustración.

Para librarnos de la contradicción hay que ser conscientes en el presente, despertar.

Permanentemente estamos evitando Ser, al intentar ser otra cosa.

En realidad Somos ese que nos lleva a cualquier parte del universo. Ese que percibe a través del tiempo. La Piedra Filosofal que propone la Alquimia. Solo existimos en el ahora, pero nuestra mente se pierde entre el pasado y el futuro.

Así evitamos Ser.

Fraternalmente en la luz del amor

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