sábado, 23 de junio de 2007

La conciencia humana como reflejo de la conciencia del Cosmos

El hombre es una perspectiva mental del macrocosmos. Cada ser humano está dotado de un depósito propio de energía psíquica denominado mente. Esta mente es como una red capaz de almacenar, de forma virtual, el sedimento que deja su pensar y su sentir, y al que denominamos conciencia.

El humano a lo largo de su existencia va depositando conciencia elaborada en varios niveles, que van desde el puramente cotidiano, que sería la perspectiva de andar por casa, hasta un nivel o escalón más elaborado que sería la conciencia espiritual.

Esta conciencia es un tipo de energía que posee una cualidad específica y esta es que tiene la capacidad de contemplarse a sí misma a través de lo que hemos denominado núcleos de energía pensamiento-sentimiento. Cuando nosotros pensamos o sentimos algo propio y personal sobre un aspecto determinado de nuestra vida, en realidad estamos contemplándonos a nosotros mismos como un foco de visión e interpretación del Cosmos único y exclusivo. El Cosmos existe, evoluciona y se desarrolla a través de nuestra existencia, nuestra evolución y nuestro desarrollo. Luego la conciencia existe porque se refleja, es decir, percibe el Cosmos y se contempla en él. Y el sistema chakra se encarga de obtener un reflejo de nuestra conciencia como si fuera un espejo. El sistema chakra es el espejo donde nosotros contemplamos nuestro Cosmos existencial. El ser humano, al desarrollar su vida, diferenciará de forma errónea su reflejo con lo de fuera y se identificará con el espejo que obtiene el reflejo, es decir, con su forma y con su mente. De este modo, el ser mental humano se identificará con su cuerpo físico, con lo de dentro y considerará ajeno a él el mundo que percibe, lo de fuera.

Pero lo que somos en realidad es toda la porción del Universo que somos capaces de percibir e interpretar de nuestra particular y única manera.

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