domingo, 5 de agosto de 2007

La virtud de la generosidad

¿Por qué debemos fomentar la virtud de la generosidad?

Porque experimentaremos que hay mucha alegría en dar y en recibir, y podremos optar por una vida de generosidad que nos brindará una mayor felicidad y realización personal.

Porque descubriremos que el valor de cada persona no se mide por la cantidad que da, sino por la alegría y la generosidad que manifiesta en sus detalles. La manera de dar vale más que lo que se da. Y así seremos capaces de ver a las personas, en función de quienes son realmente en esencia.

Porque aprenderemos que ser generosos es saber dar, acompañando lo que damos con ternura, afecto y alegría. Que se debe poner el corazón en cada acción que nos lleve a compartir y viviremos la verdadera generosidad en nuestras relaciones con todas las personas.

Porque dar es el acto en que se expresa el amor y una persona que sabe amar es generosa.

Comprenderemos que compartir es mas que dar cosas materiales, sino que ademas involucra el tiempo, la atención, el amor, los sentimientos, etcétera y estaremos capacitados a amar con madurez y sinceridad, sin egoísmo.

Porque se trata de aprender a darse uno mismo. Ser generoso es mas que dar lo que nos sobre, sino dar lo que somos. Este es el fundamento de la felicidad humana.

Porque es enriquecer a los que nos rodean con nuestros propios valores, colaborando en la transformación de la sociedad, sin permitir que se desperdicien los dones y cualidades que Dios nos ha dado a cada uno.

Porque compartir implica estar atento y saber reconocer la necesidad del otro, abriéndose a los demás y abriendo el propio interior al amor de los otros.

Porque la solidaridad debe ser una actitud habitual, firme y perseverante de servicio, de poner atención en las necesidades de los demás, aún a costa de los beneficios propios.

Porque valorar y ayudar a los compañeros y participar con ellos llevará a la solidaridad y a la generosidad.

Porque la solidaridad implica un compromiso que en muchas ocasiones nos obliga a dejar nuestra comodidad e intereses inmediatos por el bien común. Este compromiso nos debe llevar a buscar siempre los mejores medios, comprometiendo a la persona para servir y trabajar con generosidad por los demás.

Porque ser generoso en el servicio a los demás da sentido a la propia vida.

Porque al vivir esta virtud desde lo práctico, lograremos una mayor armonía en la familia y en la sociedad, trabajando y luchando juntos y capacitaremos a los demás a formar la propia familia con más posibilidades de estabilidad, éxito y felicidad.

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