Sufrimos porque nos hayamos fuera de nuestro elemento. La ilusión nos induce a buscarnos en el lugar menos indicado, fuera de nosotros mismos.
Pocos son los que han dejado de buscar porque ya se han reencontrado.
Toda búsqueda implica carencia. Buscamos felicidad porque carecemos de ella, buscamos Paz, Amor, porque son especies exóticas o en vías de extinción que no florecen en el jardín de nuestro corazón. Siempre andamos buscando algo para sentirnos plenos. Pero la plenitud no se busca, se alcanza cuando abandonamos toda búsqueda enajenada, cuando nos integramos a nuestro SER.
No se trata de afanarnos por buscar, es preciso realizarnos íntimamente para abandonar la búsqueda. Si deseamos tener un jardín florido es preciso trabajar para obtenerlo. Yo he dejado de buscar a Dios, ahora trabajo para que el Dios que hay en mi, resplandezca. No busco felicidad, laboro internamente para que ella florezca en mi.
Mi trabajo consiste en crecer, en aproximarme a mi YO ESENCIAL para que ÉL, me impregne con su AMOR.
Cuando Dios está en mi, soy feliz y sabio sin proponérmelo. Cuando amamos todo se unifica, dejamos de experimentar separatividad, experimentamos PLENITUD.
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© 2010 – Daniel Miccael Sais
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