<< En algún lugar existe una línea en la arena que separa el egoísmo constructivo de la generosidad destructiva. >>
Se trata de diferenciar donde acaba la otra persona y donde comienzas tu. Significa evitar dejarse llevar por el torrente de sentimientos y emociones que pueden generarse en un encuentro entre dos personas hasta el punto de perder estos limites. Significa evitar dar recetas y consejos, ni tomar decisiones por el otro dejando que sea la otra persona quien vaya encontrando sus propias respuestas y su propio camino. Este es un rol de facilitador y no un papel de protagonista.
No implicarse significa nunca mezclar nuestros sentimientos, forma de pensar y forma de ver el mundo y la vida, con lo que vive, piensa y siente el otro. Sus experiencias vitales y circunstancias son distintas a las nuestras y su equipaje vital también. Si somos incapaces de adoptar la distancia adecuada, seremos buenos candidatos a padecer el síndrome del burn-out y quemarnos profesional y personalmente. La distancia adecuada es aquella que no esta tan cerca como para no diferenciar el yo y el tu, pero tampoco tan lejos como para que el otro se sienta solo y desconectado.
No implicarse no significa no tener interés sino, por el contrario, supone interesarnos por la persona y su situación y mantener una actitud de enorme respeto por las opciones que esta tome.
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