El primer paso para construir, es realizar un bosquejo de la obra que se quiere crear. Una vez trabajada esta idea, se plasma en una maqueta, se compran los materiales y manos a la obra. El proceso es mucho más complejo de lo que parece. El arquitecto es la persona encargada de supervisar que la construcción se lleve a cabo tal y como estaba prevista para lograr que trascienda en el tiempo. Cada una de los materiales que se utilizaron para lograr el producto final deben garantizar la armonía, resistencia y fortaleza de la edificación. Las puertas, ventanas, techo y paredes conforman el todo que depende de la cimentación de cada una de estas partes.
Algo similar ocurre en la vida de nosotros, los seres humanos. La responsabilidad que tenemos las personas es cimentar el éxito o el fracaso en nuestras vidas. Innecesario es estudiar cinco años en la universidad para graduarse como arquitecto de la su vida y enfrentar dicha responsabilidad. Cada uno posee la facultad de construir su propio éxito si aplica cuidadosamente los principios que conducen a una vida plena y feliz.
La felicidad sólo se consigue si tenemos en cuenta que somos polifaceticos y para triunfar en la vida es necesario que trabajemos en cada una de estas facetas. Es por esto que hombres y mujeres somos seres profesionales, intelectuales, espirituales, recreativos, saludables, financieros y familiares, aspectos que merecen igualdad de importancia en nuestras vidas. Jerarquizarlos sería un grave error, porque todos y cada uno de ellos posee las mismas necesidades.
Entonces el primer paso es diseñar un plan de éxito para todas las áreas, estableciendo prioridades que incluyan a las otras. Existe una falsa creencia con respecto a este tema, pues la mayoría piensa que para triunfar en determinada área, es necesario sacrificar las otras. Por ejemplo, algunos profesionales que han gozado de un éxito rotundo en sus carreras, han sacrificado la salud y la familia, o viceversa.
Es posible disfrutar del bienestar en todas las áreas y como consecuencia, gozar de la felicidad absoluta. Es cuestión de organización, disciplina y voluntad, que se adquieren trazando un plan de acción que conlleva a la realización personal en cada una de ellas. Los objetivos que se persiguen en cada área deben ser armónicos y coherentes con los demás aspectos que se están trabajando; de ser así, el éxito, que en algún momento fue una utopía, se transforma en realidad.
Cada uno tiene que asumir la responsabilidad de la victoria o la derrota, según sea el caso. El ser humano es el arquitecto de su vida misma, es el único encargado de supervisar el proceso de construcción y evitar la destrucción de la misma. Todas las herramientas y materiales que necesitas, habitan en tu interior y de él depende que utilices las adecuadas para edificar lo que siempre soñaste. Nunca es tarde para alcanzar los ideales, así que manos a la obra.
Te invito a fortalecer y reconstruir nuestras vidas.
Fraternalmente en la luz del amor
Miccael Sais
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