lunes, 25 de diciembre de 2006

Combatiendo al Enemigo - Técnica de Meditacion

La finalidad del presente ejercicio es afrontar la aversión. Es
posible realizar esta meditación aunque no tengamos un enemigo al que aborrezcamos intensamente, ya que existen diferentes categorías de enemigos y diversos grados de enemistad:

a) Enemistad basada en la propia aversión:
Puede variar en intensidad, desde la más insignificante, como la
irritación o el fastidio que sentimos cuando alguien nos molesta con
frecuencia, hasta un fuerte sentimiento de ira y odio que podría
incluso producirnos deseos de matar.

b) Enemistad basada en la aversión de la otra persona:
Cuando alguien censura constantemente lo que uno hace.

c) Enemistad basada en el apego:
Cuando uno está intensamente apegado a otra persona. En ese caso
uno, una está siempre pensando en el otro, otra, constantemente
preocupados por él o ella. Este tipo de apego puede tener la
apariencia o la etiqueta de "amor" o de "amistad", pero en realidad
esclaviza la mente y produce sufrimiento.

EJERCICIO

Postura corporal.- Sentados de la siguiente manera:
1. La columna vertebral está derecha
2. Las manos descansan sobre los muslos
3. Los brazos y los hombros están relajados
4. La barbilla está ligeramente metida
5. Los párpados están entrecerrados
6. La cara y la mandíbula están relajadas con naturalidad.
7. Si se está sentado en un cojín o pequeña banqueta,han d
cruzarse las piernas por los tobillos, sin presionarlas. Si se
está sentado en una silla, han de mantenerse los pies en
contacto firme con el suelo y las piernas han de formar un
angulo recto.

Ejercicios de respiración.-
1. Inspire profundamente al tiempo que cuenta mentalmente hasta cinco
(o cuatro o seis, como resulte más natural).
Contenga la respiración contando hasta cinco.
Espire contando hasta cinco -a través de la boca-, ya que produce
una
descarga de tensión más completa.
No contenga la respiración tras la espiración, sino continue
naturalmente con la siguiente inspiración.
Visualice toda la tensión saliendo con el aire en cada espiración,
como si vaciara un vaso de agua sucia, y deje la mente en libertad.
Repita el ciclo completo tres o cuatro veces como mínimo.
2. Espire por la boca un poco más profundamente que de costumbre, pare
un momento...
Inspire por la nariz un poco más despacio y un poco más
profundamente que de costumbre, pare un momento...
Repita veintiuna veces el ciclo completo, contando una espiración
y
una inspiración como un ciclo completo de respiración.

Cuando resulte díficil relajarse al hacer los ejercicios de
respiración es útil tumbarse un rato y dejar ir y venir naturalmente
todos los pensamientos y sensaciones. Después se puede intentar hacer
de nuevo el ejercicio con menos intensidad.

Práctica meditativa.-
En esta meditación nos concentraremos en la forma y los
sentimientos del enemigo, no en su habla y su actividad.
Comienze escogiendo una persona que entre en alguna de las
anteriores categorías de enemistad, ya sea de intensidad débil o
fuerte.

Imagine a dicha persona sentada frente a usted.
Con la mayoría de las inspiraciones, no todas, introduzca al
enemigo en su interior, dentro de sí mismo. Tome todos sus sentimientos, sensaciones, pensamientos, temores, órganos internos, etc.
Con la mayoría de las espiraciones deje fluir hacia el enemigo
todos sus propios sentimientos, sensaciones, pensamientos, temores, órganos internos, etc.
Este proceso continúa hasta que todas sus "cualidades y atributos"
hayan sido totalmente intercambiadas por las del enemigo, pero
conservando los dos su forma original.

Una vez finalizado el intercambio reflexione:
"¿Donde está la ira?
¿Dónde está el enfado, el odio, el miedo, el apego aprisionador?
¿Dónde está la causa de la enemistad?"
Luego de la reflexión piense:
"Ahora que yo soy el enemigo y el enemigo es yo, ¿dónde está la
fuente del sentimiento? "
Tras de hacer suyo el pensamiento, vuelva a su propia forma y
sentimientos, pero conserve la comprensión que ha adquirido del
enemigo.
Relajese dejando simplemente que los pensamientos y sensaciones
fluyan con libertad. Deje descansar la mente y observe todo lo que
transcurre por ella.

Esta práctica meditativa pone el dedo en la llaga de nuestros
problemas. Puede ser muy doloroso en ciertos momentos, pero es mejor optar por una suave valentía no temeraria y continuar adelante, tomandonos un descanso cuando sea necesario.
Es muy recomendable realizar esta práctica una vez al día, a lo
largo de cuatro semanas, durante una hora y veinte minutos, dedicando los últimos diez minutos a relajarse. Es mejor concentrarse en una misma persona sin cambiar hasta que sintamos que la tarea está concluida con ella.

Nota.-
Confio que esta práctica meditativa que enseña el maestro Dharma
Arya Akong Rimpoché en su libro "El arte de domar al tigre" de
Ediciones Dharma, sea útil sobre todo para quienes confunden -a mi
leal sentir, comprender y saber- la virtud de la ecuanimidad con el
veneno de una apolítica indiferencia ante los principios, ideales y
valores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

No hay comentarios.: