jueves, 18 de enero de 2007

La Meditación y los Chakras

Fundamento Celeste:

Este es un ejercicio de meditación centrado en el Hara

Sentado, de piernas cruzadas, mano izquierda sobre la derecha, pulgares juntos, ojos semi cerrados. vista hacia delante (a 3 m más o menos) sin fijar la mirada. Inspirar por la nariz largamente en profundidad, hacia el Hara, Retener la respiración algunos momentos, abdomen dilatado. Espirar largo y lento.

Continuar durante 5 a 10 minutos, imaginando estar arraigado en tierra, sin que nada pueda arrancarlo de ahí. La finalidad es reafirmar la unidad de nuestro estado físico, mental y espiritual como formando parte del ambiente natural. Tiende también a reforzar nuestra confianza invencible e inquebrantable en la unidad del universo.

Armoniza el metabolismo entero del cuerpo. Es un ejercicio Yang.

Desarrollo del Poder Espiritual:

Este ejercicio es para el chakra del plexo solar, Manipura. Favorece el flujo de la energía en todos los órganos de la región central del cuerpo. Desarrolla la percepción extrasensorial. Es preferible hacerlo al
aire libre para captar mejor las cargas electromagnéticas.

Sentado, o de pie, los puños cerrados, los pulgares sobre los otros dedos para no dejar escapar la energía, con los ojos semi cerrados mirando al infinito, o cerrados. Respirar por la nariz suavemente, la inspiración más larga que la espiración. Al inspirar, imaginar intensamente que se absorbe la energía del universo entero. Retener esa larga inspiración en la región del plexo solar, recargando el cuerpo durante el mayor tiempo que sea posible. Espirar por la nariz muy lentamente, teniendo en el pensamiento la idea de comunicarse con la energía del universo.

Practicar de 15 a 20 minutos, sin prestar atención al resto del cuerpo. Hacerlo por lo menos una vez al día de cara al sol, o en la noche de cara al norte, para intensificar al máximo su efecto.

Amor y Armonía:

Este es un ejercicio para el chakra del corazón, Anahata

Sentado, de piernas cruzadas, la espalda bien derecha, los ojos entreabiertos mirando al infinito, sin fijarlos en nada en especial. Abrir ampliamente los brazos como para aceptar y abrazar todas las cosas. Las manos están abiertas sin tensión, palmas hacia arriba, Empezar a respirar en la región del corazón, con una inspiración dulce y lenta, ligeramente más larga que la espiración, ambas con la boca entreabierta. Al inspirar, adelantar ligeramente el pecho como si se fuera a lanzarse al espacio. Al espirar, el cuerpo vuelve a su lugar.

Podemos dirigir esta vibración de amor a una persona determinada visualizándola, o dirigirla a todos los seres vivientes, desarrollando un espíritu de amor y de armonía universal,

Ascensión al Cielo:

Es un ejercicio yin centrado en el chakra frontal, Ajna, y dirigido hacia el chakra coronario, Shahasrara.

Baja el metabolismo y con ello la temperatura del cuerpo y la percepción externa. Se intensifica la función mental.

Sentado, piernas cruzadas, brazos entreabiertos. colgando muy relajados, ojos semi cerrados dirigidos hacia el centro de la frente en un ángulo de 45º (tercer ojo), manteniendo los músculos de la cara relajados. Respirar por la boca entreabierta en una larga inspiración intensa y una espiración corta, que es la reacción natural. La inspiración debe dirigirse hacia la coronilla, como si el aliento se elevara hacia el cielo, pasando por el centro del cerebro. El efecto es tanto más profundo cuanto más larga sea la inspiración y más hacia lo alto pueda llegar.

Seguir durante 5 a 10 minutos y terminar respirando normalmente hasta que se regularice la temperatura del cuerpo.

Circulación de la Energía:

Este ejercicio utiliza los meridianos del Vaso de la Concepción y el Vaso del Gran Gobernador que recorren nuestro cuerpo, el primero por delante, desde la raíz de los incisivos inferiores hasta el perineo, y el
segundo desde allí, siguiendo el trayecto de la columna vertebral y bajando por la frente hasta terminar en la raíz de los incisivos superiores. Ambos unidos forman un circuito por donde fluye el flujo vibratorio que armoniza las cargas electromagnéticas de los meridianos.

Sentado, de piernas cruzadas, la mano izquierda sobre la derecha, pulgares juntos, respiración tranquila, ojos cerrados o semi cerrados, la punta de la lengua colocada detrás de los incisivos superiores para cerrar el circuito.

Respirar lento y profundamente hacia el Hara, hasta que vaya disminuyendo el flujo de los pensamientos. Después, espirar imaginando que la energía del Hara baja por el Vaso de la Concepción hasta el perineo donde se une con la energía de la tierra que penetra por la base de la columna vertebral. Este flujo sube a lo largo de las vértebras mientras se inspira, luego va por la superficie del cráneo hasta la frente y sobre la nariz hasta llegar a la boca. Aquí empieza la espiración, donde hay que imaginar que ella baja por el Vaso de la Concepción: cuello, pecho, abdomen, Hara, hasta llegar al perineo.

Mantener este movimiento circulatorio de la energía de la respiración durante 10 minutos. Después quedarse en meditación, guardando el espíritu sereno y silencioso durante otros diez minutos,

A esta técnica se refieren los taoístas cuando hablan de “la Circulación de la Luz".

La Reflexión Interior:

Cara al norte, piernas cruzadas, dedos entrecruzados, pulgares se tocan, cabeza ligeramente inclinada, respiración natural, totalmente relajada. Espiración 3 a 5 veces más larga que la inspiración (inspirar en 2, espirar en 6 a 10). Ojos semi cerrados. boca cerrada.

Una vez alcanzado un estado de silencio apacible y una profunda tranquilidad, tomar consciencia de lo efímero de nuestra existencia y a la vez de nuestro destino espiritual eterno. Sentirse unido al universo infinito, sin fronteras ni limitaciones que nos separe. No hay más que el ser universal sin fin, exento de manifestaciones individuales; que ve, pero no es visto; que escucha, pero no es escuchado; que siente, pero no es sentido; que imagina, pero no es imaginado.

Mantenerse en ese estado 5 a 10 minutos, impermeable a toda interrupción. Después, abrir los ojos suavemente y retomar la respiración natural.

A partir de ahí, sentirse una persona renovada, capaz de conducir sus actividades físicas, mentales y espirituales de una manera nueva.

La Reflexión hacia el Exterior:

El universo infinito es nuestro origen y nuestro futuro. Nuestra condición presente no es más que una manifestación del ambiente exterior sin fin y sin límites que sobrepasa todos los mundos relativos, el espacio y el tiempo. Esta meditación nos lleva a descubrir nuestro origen, nuestro presente y nuestro futuro en su dimensión más vasta posible, y permite adaptarnos completamente al mundo exterior ilimitado en todos sus aspectos.

Sentado. de piernas cruzadas, espalda derecha, todo el cuerpo relajado, espalda al sol en el día, en la noche, cara al norte. Manos sobre los muslos, palmas hacia arriba, el extremo de los pulgares en contacto con los extremos de los dedos índice y medio. El rostro ligeramente elevado hacia lo alto, ojos semiabiertos, la mirada hacia el espacio infinito. Respirar con la boca entreabierta. inspiración más larga que la espiración, dirigida hacia el cerebro medio como si el aire llegara hacia esas profundidades. En la espiración, el aire va hacia el espacio infinito. Cuando los pensamientos se vayan deteniendo, imaginar que se es completamente libre como el espacio, reconocer que no se es más que un espacio vacío que se dilata en todas direcciones hacia el infinito. Si algún pensamiento viniera a perturbar, repetir desde el fondo del corazón: "yo soy el espacio infinito", como si un surtidor brotara desde las profundidades.

Mantener 10 a 15 minutos. Luego, bajar la cabeza y recuperar la respiración normal. Reafirmar el estado infinito más allá de toda percepción y pensamiento relativo a fin de abordar las actividades cotidianas con un espíritu purificado.


Michio Kushi

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