lunes, 28 de enero de 2013

¿Como cambiamos los hábitos?



La semana que acaba de terminar tuve un par de sesiones con un nuevo cliente, quien como muchos ha pedido asistencia en un tema muy importante en torno a provocar cambios en nuestra vida, cambios en nuestros hábitos.
 
 
Para mí un hábito es aquello que hacemos cuando no pensamos en lo que hacemos. Son sumamente útiles. No queremos tener que estar pensando siempre en todo lo que hacemos, sino tan solo en las cosas interesantes. Los hábitos que funcionan bien son geniales, ya que parecen proporcionarnos estabilidad. Sin embargo, cuando queremos cambiar, los hábitos se resisten. Para cambiar tu vida, para superar la transición, tendrás que cambiar algunos hábitos viejos por otros nuevos.

 
Cuando decides cambiar, los hábitos pueden ser tu gran problema. Tienes muchos deseos, cual gigante con mucha fuerza, pero el ejercito de pequeños hábitos puede mantenerte atado al suelo como si fueras un pequeño Guilliver en manos de Liliputienses al despertarte en medio de la playa atado con centenares de finas cuerdas. Tienes fuerzas de sobras para romper con cualquiera de ellas, pero todas juntas te inmovilizan. Esta indefenso como lo estamos nosotros a merced de nuestros hábitos.
 

Muchos de estos se forman en las primeras etapas de nuestra vida y nunca llegamos a cuestionarlas realmente. Y mientras escribo este artículo recuerdo que he hablado muchas veces de este tema haciendo un paralelo, con alguien muy cercana para mí, a fin de entender el concepto de mejor manera. Muchos sabemos cómo se adiestra a los elefantes  en la India. Cando aun son muy jóvenes y no demasiado fuertes, se les ata una pata a una estaca clavada en el suelo. El pequeño elefante intenta liberarse, pero no puede y se rinde. Más tarde, cuando ya ha crecido y tiene mucha fuerza, sigue atado a la misma estaca que antes y nunca trata de soltarse, aunque hoy le sobra fuerza para hacerlo. Es evidente que en algún instante de de su vida decidió que la atadura era demasiado fuerte y abandono todo intento por liberarse.
 

Entender esto nos lleva a preguntarnos ¿Qué es lo que mantiene a los hábitos en su lugar?. Como lo menciono a mis clientes en terapia se trata de las “anclas”. El anclaje es el mecanismo por el que un estimulo se convierte en el desencadenante de una respuesta determinada. El ancla es cualquier estimulo que activa en nosotros una respuesta o un estado emocional.
 

Del mismo modo que las anclas de un barco le impiden moverse, también nuestras anclas nos mantienes amarrados. Nuestra vida permanece estática porque nos rodeamos por todas partes de anclas que terminan bloqueándonos. Mira a tu alrededor, en tu habitación ¿Qué ves? ¿tal vez esa foto de tu familia que te hace sonreír y sentirte bien? He aquí un ancla para provocarnos buenas sensaciones. Tu nombre por poner otro ejemplo, es un ancla poderosa para tu identidad. Las anclas evocan estados emocionales. La mayoría de las veces no nos damos cuenta de ellas, sino tan solo de los estados que nos provocan. Algunas son neutrales, algunas nos inducen buenos estados y otras todo lo contrario. Desde la perspectiva de la terapia, no importa que los sentimientos que suscita un ancla sean buenos o malos. Lo que importa es si esa ancla es habitual.
 

El primer paso hacia el cambio consiste en ser consciente de lo que tienes en el momento presente. Por consiguiente, una parte importante de ayudar a mis clientes en terapia es apoyarle a reconocer como determinadas anclas en sus vidas determinan y activan sus habitos.
 

Si alguien quiere cambiar tendrá que modificar algunos de sus hábitos, lo que significa ser consciente de las anclas que sustentan el hábito. Crear un nuevo hábito que apoye el cambio y crear nuevas anclas que sustenten el nuevo habito.
 

Si lo que deseas es dejar de actuar en piloto automático. La terapia puede ayudarte a explorar el presente y modificar tu actitud en el futuro.
 

Que tengas excelente semana,
Abrazos fraternales
Daniel Miccael Sais  © 2013

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