Conócete a Ti Mismo
Los poderes, capacidades o habilidades mediante los cuales expresamos nuestro Ser interno, son los llamados principios. Podemos pensar en ellos como divididos en dos grupos: uno orientado principalmente hacia el mundo exterior y que es más efímero, llamado personalidad; y el otro, más profundo, interno y duradero, denominado individualidad. Expresiones tales como "era como si no fuera yo" o "estaba más allá de mí mismo" muestran que intuitivamente percibimos ambos un ser externo o "inferior" y un ser interno o "superior".
La Personalidad
En el primer grupo de principios, o personalidad, usted se puede reconocer fácilmente a sí mismo, porque es lo que usualmente identificamos como el "yo", que consiste en los aspectos que son más familiares a nuestra naturaleza. Aunque algunas veces se le llama "ser inferior", éste no es inferior a ninguna otra parte, tal y como una nota de "Do" central en el piano no es inferior al "Do" de la escala más grave. Ambos son partes necesarias de un todo.
La personalidad consiste de cuerpo físico (con ambas, la parte densa con la que estamos familiarizados y la parte más sutil que llamamos "el doble vital", asociada con la energía que fluye a través de él), las emociones, y cierta parte de la mente.
Cuerpo, doble, y vitalidad. Cuando usted se siente cansado o con "poca energía", el flujo de energía vital es bajo. Cuando usted se siente energetizado y activo, el flujo es fuerte. El cuerpo tiene alrededor de sí y a través de él, un campo energético denominado "cuerpo vital o doble etérico". Este campo recibe energía de la fuerza vital que los hindúes llaman "prana", los chinos denominan "chi", y los psicólogos occidentales definen como "libido". Esta fuerza es una energía universal que se encuentra en todas las cosas vivientes, y cuyo flujo apropiado es esencial para la vida y la salud.
Emociones. Las emociones, los sentimientos, los deseos y las pasiones pueden ser fuerzas muy poderosas y tienden a cambiar notablemente. Algunas veces nos sentimos felices y entusiasmados con la vida, y otras veces estamos deprimidos y letárgicos. Podemos estar enojados, tristes, amorosos y entusiasmados, todo, en un corto lapso de tiempo. Nuestros cuerpos están rodeados e interpenetrados por un campo de energía emocional, además del doble vital. Las emociones se propagan por este campo, y algunas veces amenazan con dominarnos.
La mente personal. El aspecto de la mente que se encuentra incluido en la personalidad está estrechamente conectado con el cerebro físico, y por ello se le denomina también mente cerebral o mente concreta, porque ve lo específico, está ligada a la tierra y es práctica, o también mente inferior, porque está más cercana al mundo alrededor de nosotros. A través de sus poderes, planeamos cuanto tenemos que hacer, encontramos direcciones, resolvemos problemas prácticos y organizamos nuestra vida cotidiana.
¿Puede usted concebirse a sí mismo sin su cuerpo, sin sus emociones o sin su mente "saltarina"? ¿Dejaría algunas de estas cosas? Usamos constantemente las energías y poderes de la personalidad, y usualmente pensamos que eso es lo que somos. No obstante, algunas veces alcanzamos otro nivel más profundo de nuestro ser, por ejemplo, cuando estamos inspirados.
La individualidad también se denomina Ser "superior" o inmortal, alma, o Ego que reencarna. Consiste en otro grupo de principios, incluyendo un aspecto abstracto de la mente que se relaciona con lo general y lo universal.
La mente impersonal. La mente cerebral o inferior está condicionada por nuestras experiencias, y constantemente cambia debido a las influencias de dichas experiencias en el mundo. La mente impersonal, "superior" o abstracta, no se relaciona con nuestras impresiones sensoriales, sino con los principios universales que subyacen en la forma en la cual respondemos a la información que recibimos de nuestros sentidos. Las matemáticas y los símbolos, que pertenecen a una clase diferente de cosas, nos inclinan hacia un tipo de pensamientos más elevados e impersonales. La mente personal y la impersonal, no obstante, no son entidades separadas. Más bien, la mente personal es la forma en que la mente impersonal funciona a través del cerebro durante una encarnación. Ambas son aspectos de una sola mente, manas, en sánscrito.
Intuición. Puede que usted se haya visto alguna vez rompiéndose la cabeza con algún problema o una idea. Entonces lo aparta de su mente y, sin previo aviso, le llega la respuesta. Este es un ejemplo de cómo la intuición trabaja por medio de la mente. La iluminación repentina es una característica de la intuición o buddhi, que es como se le denomina en sánscrito. Buddhi también despierta cierto sentido de unidad, ya sea con otra persona, con la naturaleza, con el planeta, el cosmos, o la Divinidad.
Intención espiritual. Los principios de la intuición y la mente abstracta son dirigidos por la intención espiritual o la voluntad, que son un aspecto de atman, el Ser o la chispa divina, que enfoca nuestras energías en las metas espirituales de largo alcance y que nos da un sentido de dirección que proviene de lo más hondo de nuestro ser. Podemos percibir esta función del yo cuando sostenemos una intención lo suficientemente fuerte durante un largo período de tiempo, como cuando un estudiante graduado pospone las gratificaciones personales, o cuando nosotros persistimos en la práctica espiritual durante años.
Los principios no son una parte separada de nosotros mismos. Más bien son aspectos del Ser único dentro de nosotros. Son las maneras en que la totalidad se expresa a sí misma en el mundo. Son como los colores del arcoiris que emergen de la luz blanca del espíritu o atman, la chispa interna que es una con la Divinidad.
Nuestro Largo Peregrinaje
El alma peregrina en nosotros, que viaja a través de los mundos materiales, es atman, como si fuera un punto divino revestido de la delicada envoltura búdica. A esta combinación de ambos se le llama mónada. Según ellas se embarcan en este viaje, quedan envueltas en la esfera de acción de manas, la mente impersonal. A través de este largo peregrinaje, los tres permanecen unidos como la individualidad y se reflejan de esta manera en el mundo. Como en el mito griego de Narciso, la individualidad se ciega con su propio reflejo, la personalidad, olvidándose de quién es verdaderamente.
Nosotros, como individualidad, o sea, como atma-buddhi-manas, proyectamos muchas personalidades durante largos períodos de tiempo. Reflejados en estas personalidades, nos enfrentamos a retos y oportunidades que desarrollan cada vez más nuestros principios y capacidades. Las capacidades que desplegamos persisten en nuestra individualidad, según evolucionamos y las expresamos en el mundo. Nada de lo que nos ganamos se pierde jamás, aunque pueda permanecer inactivo durante cierto tiempo.
Finalmente, empezamos a darnos cuenta del verdadero propósito de nuestro largo peregrinaje a través de muchas vidas. Surge entonces el deseo de trabajar para nuestro objetivo espiritual y nos sentimos inclinados a desarrollarnos deliberadamente y a vivir en mayor armonía con la parte más elevada de nuestro Ser.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario