lunes, 5 de junio de 2006

EN CADA SEMILLA ESTÁ LA PROMESA DE MILES DE BOSQUES

Cuando aceptamos y comprendemos las leyes naturales y las aplicamos en nuestra vida, podemos crear todo lo que deseamos, porque las mismas leyes en que se basa la naturaleza para crear un bosque, una galaxia, una estrella o un cuerpo humano pueden también convertir en realidad nuestros mas profundos deseos.

Todo lo que existe viene de lo desconocido. Nuestro cuerpo físico, la tierra, fuego, aire, agua y espacio, es decir la totalidad de universo físico, es la transformación de lo inmanifiesto, desconocido e invisible en manifiesto, conocido y visible.

El universo físico no es otra cosa que el YO, el Ser plegado sobre sí mismo manifestándose como Espíritu, mente y materia física.

En otras palabras, todos los procesos de la creación son procesos por medio de los cuales el Ser o divinidad se expresa a sí mismo. La fuente de toda la creación es la divinidad (o el espíritu) ; el proceso de la creación es la divinidad en movimiento (o la mente) y el objeto de la creación es el universo físico (que incluye nuestro cuerpo físico). Estos tres componentes de la realidad -espíritu, mente y cuerpo u observador, proceso de observación y lo observado- son básicamente lo mismo: el campo de la pura potencialidad.

La abundancia del universo -el espléndido despliegue y abundancia del universo- es una expresión de la mente creativa de la naturaleza. Cuanto más sintonizados estemos con la mente de la naturaleza, mayor acceso tendremos a su creatividad infinita e ilimitada. Pero primero debemos dejar atrás las turbulencias de nuestro diálogo interno a fin de poder conectarnos con esa mente rica, abundante, infinita y creativa. Y entonces crearemos la posibilidad de una dinámica actividad, al mismo tiempo que mantenemos la quietud interna de una mente eterna, ilimitada y creativa.

Una vez que podamos reconocer esta exquisita coexistencia de opuestos, podremos alinearnos con el mundo de energía, lo inmaterial que es origen del mundo material. Este mundo de energía es fluido, dinámico, flexible, cambiante, siempre en movimiento, y al mismo tiempo esta inmóvil, silencioso; es eterno y no cambia.

En la quietud está la potencia para crear, el movimiento es creatividad reducida a un cierto aspecto de su expresión. Pero la combinación de quietud y movimiento permite desplegar nuestra creatividad en todas direcciones, adonde sea que el poder de nuestra atención nos lleve.

Adonde quiera que vayamos en medio del movimiento y la actividad, llevemos en nosotros la quietud. De esa manera el movimiento caótico que nos rodea jamás ocultará el acceso al campo de la pura potencialidad, al campo de la creación sin límites.

Fraternalmente en la luz del amor
Miccael Sais

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