miércoles, 14 de mayo de 2008

¿En qué consiste la espiritualidad?

Perdoname, pero no te escuché bien. ¿Qué dijiste? ¿Querés que hablemos sobre la espiritualidad? Hummm... Es todo un tema, sobre todo en este tiempo en donde el mundo parecería dividirse entre los espirituales y los no espirituales, como si sólo unos pocos tuviesen espíritu.

En honor a la verdad, no puedo decirte qué es la espiritualidad como quien da una definición académica. En el mejor de los casos, puedo intentar explicarte qué representa para mí. Pero eso sí, quiero volver a recordarte que todo lo que digo, absolutamente todo, forma parte de mi subjetividad. Te lo remarco para que no te quedes con mis palabras y salgas a experimentar tus propias respuestas, porque el camino es siempre individual.


Somos espirituales por naturaleza. Encarnamos en el mundo de las formas para experimentar la densidad de la materia, pero nuestra esencia es espíritu. También podemos decir que es energía o luz. Cada quién lo denomina como mejor le resuena. De todos modos, muchas veces hablamos de espirituales y no espirituales como una forma de diferenciar quienes intentan manejarse de manera consciente y quienes prefieren hacerlo mecánicamente.

Desde mi punto de vista, ser espiritual no está sujeto a rezar, ir a misa, meditar, hacer cursos de auto-ayuda, cantar mantras, etc. Todas esas herramientas nos ayudan a ser más conscientes de que existen planos superiores y contribuyen a que iluminemos nuestras zonas oscuras, pero no nos garantizan nada por sí solas.

¿De qué sirve ir a misa si cuando salgo de la iglesia no hago otra cosa que maldecir? ¿De qué sirve que me sienta en paz mientras medito, si en mi trabajo estoy buscando la forma de ascender un puesto a costa de lo demás? ¿Cuál es el sentido de cantar mantras por varias horas y sentirme extasiado, si al llegar a mi casa maltrato a mi familia? Perdemos el tiempo si todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance, para conectar con la divinidad y volvernos más conscientes, no podemos aplicarlas para trasformar nuestro día a día. No serviría de nada. Las herramientas son un simple medio para alcanzar un determinado fin. Sólo eso.

¿Por qué me mirás de ese modo? ¿Te suena raro lo que te digo? Te daré un ejemplo. La agujereadora sirve para hacer un agujero en la pared. El fin es hacer un orificio, no importa la agujereadora en sí. Podríamos haber hecho el agujero usando un martillo y un clavo, o cualquier otra herramienta. ¿Comprendés lo que intento explicarte?

El mundo estaría mucho mejor si no existiesen las religiones, y los hombres lleváramos una vida centrada en los valores humanos. Imaginate un futuro en donde la gente viviese en el amor, sin andar perdiendo el tiempo con discusiones sin sentido, sobre qué líder religioso fue la máxima expresión del amor. Así vamos por la vida, discutiendo que fue mejor Buda, que fue mejor Cristo, que fue mejor Mahoma, etc. Y no hacemos más que pelearnos, dividirnos y sembrar odio y resentimiento.

Lo que importa es el mensaje, no el mensajero. La divinidad, fiel a su naturaleza creativa, se expresa bajo millones de forma. Si hoy volviese a la Tierra cualquiera de los iluminados sobre quienes se montaron las estructuras de las religiones, otra sería la historia. Te aseguro que no quedaría institución religiosa en pié, porque han desnaturalizado las enseñanzas. Con tantos dogmas y reglas estrictas, la esencia de los mensajes prácticamente se marchitó.

No digo todo esto porque sea ateo. Hace tres años vi a la Virgen de San Nicolás y ese hecho cambió mi vida, pero no me cerré en esa manifestación. Seguí abierto a la existencia. Recibí enseñanzas de Aguila Blanca y de seres de otras dimensiones, y sigo sin cerrarme. También recibo enseñanzas de las mariposas, las abejas, las nubes, el Sol, el viento, etc. Absolutamente todo comunica y enseña a cada instante.

Lo único que necesitamos es permanecer atentos y receptivos. Nada más. En tanto y en cuanto estemos abiertos a la vida, veremos que la esencia de lo que la divinidad nos expresa es la misma, independientemente del canal a través del cual se manifieste.

Debemos trascender los encasillamientos que nos propone la mente, así nos sentiremos hermanos y lograremos vivir en un clima de paz, armonía y unidad.

La espiritualidad consiste en volvernos bien humanos. Cuando logremos hacerlo, habrá nacido el hombre nuevo. Un “Ser Humano” con todas las letras, que vivirá en concordancia con la naturaleza, siguiendo los dictados de su corazón, con plena consciencia de que todos somos Uno, moviéndonos de manera sincrónica y perfecta, a través de una espiral ascendente que fluye con la luz..

No pretendo que creas lo que acabo de decirte, porque esta es mi particular forma de interpretar la espiritualidad, la cual puede cambiar de un momento a otro, si es que comprendo que esta visión me limita o no me resulta funcional. Sé que lo único constante es el cambio, por eso quiero alentarte a que saltes a la vida y obtengas tus propias vivencias. Ninguna otra cosa podrá transformarte. No te quedes con verdades prestadas. Recorré tu propio camino. Buscá tus propias respuestas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

DISFRUTE MUCHO TU DEFINICIÓN YA QUE TU Y YO TENEMOS UNA FORMA DE PENSAR MUY SIMILAR,EL UNICO CAMINO PARA LLEGAR A LA SABIDURIA ESPIRITUAL ES POR TUS PROPIOS MÉTODOS, (TOMA UNA IDEA DE ESTO)

ROBINSON Z.