Accidentado
sendero pueblerino,
Soleados
muros encalados,
Mar
azul profundo.
El
reír de los niños.
No
importa a qué lugar del mundo vayas, no importa cuántas lenguas se hablen, y no
importa cuántas veces las culturas y los gobiernos entren en conflicto, la risa
de los niños es universalmente levantadora de ánimos. El regocijo de los
adultos puede ser variadamente celoso, inseguro, sádico, cruel o absurdo, pero
el sonido de niños jugando evoca el ideal de un acto simple y puro. Ahí no hay
conceptos, ni ideologías sólo el inocente placer de la vida.
Como
adultos nos mortificamos demasiado en nuestras gimoteadas complejidades,
nuestras ansiedades existenciales, y la preocupación por nuestras
responsabilidades. Escuchamos la alegría de los niños y puede que suspiremos
por nuestra perdida niñez. Aunque no podamos caber en nuestras viejas ropas y
volvernos jóvenes otra vez, podemos confortarnos con el optimismo de los niños.
Su júbilo puede alegrarnos a todos.
Con
demasiada frecuencia nos apura que nuestros niños crezcan. Es mucho mejor para
ellos el vivir completamente cada año de sus vidas. Déjalos aprender lo que es
apropiado a su edad, déjalos jugar. Y cuando su niñez se convierta en
adolescencia, ayúdalos a tener una suave transición. Entonces su risa
continuará resonando con ánimo y esperanza para todos nosotros.
365 Meditaciones
Tao
Den Ming-Dao
Traducción de Karin
Usach
1 comentario:
Como siempre Miccael me encanta leer lo que escribes.
Gracias por compartir.
Un abrazo enorme.
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