jueves, 27 de marzo de 2014

Conserva lo que es tuyo



Viajo llevando a la gente un mensaje de esperanza: existes, estás vivo, se te ha dado algo muy valioso. Les digo que lo que tienen –no lo que quieren conseguir, ni lo que deben crear, ni su necesidad de cruzar un océano nadando, sino lo que tienen– es lo más hermoso.

Lo que más le cuesta comprender a la mayoría de la gente es que todo lo que podrían querer ya lo tienen. Por un lado están los deseos, las expectativas, las aspiraciones. Se nos dice: “Haz esto, eso y aquello”. ¿Recuerdas cuando eras pequeño y tu madre o tu padre te decía: “¡Estudia! Estudia mucho para que un día puedas ser alguien”?

Yo comprendo la intención que hay tras esa frase. Significa que los padres quieren que sus hijos triunfen. Pero también implica algo más: no eres nada. Y eso, simplemente, no es verdad.

En realidad no quiero decir que tu madre estuviese equivocada. Quiero poder decir que tenía razón. Y quizá la tenía en todo, excepto en una cosa; porque sí eres algo. Y no sólo eso, sino que, de hecho, eres algo divino. Así pues, mi mensaje trae esperanza, no algo que me haya inventado para darte buenas noticias, sino verdadera esperanza.

¿Cuál es la realidad? La realidad es que, en tu interior, la bendición del aliento está yendo y viniendo. ¿Qué significa eso para ti? Te juzgas a ti mismo por lo que has conseguido. Te juzgas a ti mismo por lo que crees que es tu mundo. Todo el mundo se siente orgulloso por algo. Hay padres que están orgullosos de sus hijos, hijos que están orgullosos de sus padres, y así podríamos seguir y seguir. Todo el mundo está orgulloso de algo.

Pero vete más allá de las expectativas. En este momento tienes tu vasija llena de ideas. Es tu vasija, pero está llena de ideas, y no son tuyas. Pero si es tu vasija, y está llena de ideas, por lo menos esas ideas deberían ser tuyas, ¿no? Pues no es así. Está llena de las ideas de otros.

Aceptamos la idea de: “Así es como es”. Pero en esta vida es importante que pongas en tu vasija sólo lo que se haya probado, resulte cierto y sea lo bastante bueno como para llevar tu sello. Sólo lo que tú quieras poner dentro, no lo que otros quieran meter.

¿Crees que eso sólo pasaba cuando eras pequeño? No, sucede cada día. Te paseas por ahí con esa vasija y la gente sigue lanzándole cosas, sigue poniendo cosas en ella, cada día. Por eso tu vasija está llena de nada, de nada que te vaya a ser útil.

¿Qué es lo que quiero decir? Simplemente que camines por esta vida con tus propios pies, no con los de otro. Comprende el valor de esta vida por ti mismo, no porque alguien haya dicho que es valiosa.

¿Qué es verdaderamente tuyo? Sólo estoy señalando esto porque creo que deberías ocuparte de ello. ¿Qué es realmente tuyo? Ese aliento que acaba de llegar es realmente tuyo, de verdad. No entró en nadie más. Vino sólo para ti. En el mecanismo del universo algo se movió, y ese aliento vino exclusivamente para ti. Eso es tuyo.

Así que, ¿vas a conservar lo que es tuyo? ¿O sólo vas a conservar lo que tomaste prestado? La gente que guarda cosas prestadas acaba sin nada. Como todo era prestado, un día se lo llevarán. Quienes guardan esa cosa que es realmente suya se harán más ricos de lo que puedas imaginar. Guárdala. Con ella viene la vida. Vívela. Con ella viene la alegría. Agárrala. Llénate de esa alegría. Con ella viene la esperanza. Exprímelo todo.

Es para ti, y puedes guardarlo.

Martes 25 de marzo 2014,
por Prem Rawat.
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