por Neale Donald Walsch
11 de Octubre de 2009
Traducción: Margarita López
Edición: El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
Están viviendo en un sueño de su propia creación. Permitan que sea el sueño de toda una vida, porque eso es exactamente lo que es.
Sueñen con un mundo en el que el Dios y la Diosa en ustedes nunca es negado, y en el que nunca vuelven a negar el Dios y la Diosa en el otro. Dejen que su saludo, ahora y por siempre, sea Namastè.
Sueñen con un mundo en el que el amor es la respuesta a toda pregunta, la solución a todo problema, la respuesta a toda situación, la experiencia en todo momento.
Sueñen con un mundo en el que la Vida, y aquello que sustenta a la Vida, es el valor más alto, recibe el más alto honor, y tiene su máxima expresión.
Sueñen con un mundo en el que la libertad se convierte en la más elevada expresión de la vida, en el que nadie que dice amar a otro trata de restringir a otro, y en el que a todos se les permite expresar la gloria de su ser en plena y verdadera medida.
Sueñen con un mundo en el que se conceden iguales oportunidades para todos, y los mismos recursos están disponibles para todos, e igual dignidad se concede a todos, de manera que todos puedan experimentar por igual la maravilla sin igual de la Vida.
Sueñen con un mundo en el que nunca vuelve a infligirse el juicio de uno sobre el otro, en el que nunca se vuelven a establecer condiciones antes de ofrecer el amor, y en el que el miedo nunca se vuelve a ver como una forma de respeto.
Sueñen con un mundo en el que las diferencias no producen divisiones, la expresión individual no produce separación, y la grandeza del Todo se refleja en la grandeza de Sus partes.
Sueñen con un mundo en el que siempre hay suficiente, en el que el simple regalo de compartir conduce a la toma de conciencia y la crea, y en el que cada acción la apoya.
Sueñen con un mundo en el que nunca más se ignora el sufrimiento, en el que nunca más se expresa la intolerancia, y en el que nunca nadie más experimenta el odio.
Sueñen con un mundo en el que se renuncia al ego, en el que la superioridad es abolida, y en el que la ignorancia es eliminada de la realidad de todos, reducida a la Ilusión que es.
Sueñen con un mundo en el que los errores no conducen a la vergüenza, los arrepentimientos no conducen a la culpa y el juicio no conduce a la condena.
Sueñen con estas cosas, y más.
¿Las eligen?
Entonces suéñenlas a la existencia.
Con la fuerza de sus sueños pongan fin a la pesadilla de su realidad imaginada.
Ustedes pueden elegir esto.
O pueden elegir La Ilusión.
Les he dicho antes, a través de las palabras de poetas y líderes y filósofos: Hay quienes ven las cosas como son, y dicen: "¿Por qué?" Y hay quienes sueñan con cosas que nunca fueron y dicen, "¿Por qué no?"
¿Qué dicen?
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