por Emmet Fox
(1886-1951)
Critícalo todo sistemáticamente. No importa qué oigas, desprécialo y predice lo peor. Esto conformará un complejo de inferioridad en tu interior que inevitablemente destruirá todo lo bueno en tu vida que, de otra manera, hubiera podido haberse escapado.
Mete la nariz en los asuntos de todo el mundo. Esto asegurará que descuides los propios.
Trata de vivir de la fanfarronada. Con toda seguridad serás descubierto antes de que pase mucho tiempo, y entonces nadie te volverá a respetar jamás.
Cree en todo lo que oyes. Alguien lo dijo por lo que, por supuesto, tiene que ser verdad.
Deja las cosas importantes para otra persona en vez de ocuparte de ellas personalmente.
No organices nada. Confíale todo a la suerte.
Evita los cuadernos. Es mejor depender de la memoria.
Nunca seas original. Averigua qué es lo que generalmente se hace, y cópiate de eso.
Cae en la cuenta de que ya no tienes nada más que aprender. Esto destruirá todo peligro de tener éxito.
Date aires y búrlate de todo el mundo. Esto te hará universalmente impopular.
Mófate de todo aquel que tenga más éxito que tú. Esto tendrá un efecto particularmente devastador en tu propia vida.
Sigue repitiéndote que ahora ya es demasiado tarde y que, en realidad, no contabas con el equipo apropiado, y será de especial utilidad si sigues diciendo que la gente está en contra tuya.
Nunca aprendas de la experiencia. Sigue haciendo las mismas tonterías una y otra vez.
Usa destructivamente tu ingenio. Sé astuto a expensas de personas ausentes. Seguro que esto les llegará de alguna manera, y se convertirán en enemigos tuyos.
Sé un fraude santurrón, y cuando pregones algo, di que es "la voluntad del Señor", o que el problema radica en que tú eres demasiado bueno para lo que te rodea.
Finalmente, conduce tu vida en todo respecto como si Dios no existiera.
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