domingo, 21 de abril de 2013

La rabia y el enojo



Maestro, ¿qué debo hacer para no quedarme molesto? Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes. Algunas son indiferentes. Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro con aquellas que calumnian.

¡Pues, vive como las flores! Advirtió el maestro.

Y ¿cómo es vivir como las flores? Preguntó el discípulo.

Pon atención a esas flores -continuó el maestro, señalando unos lirios que crecían en el jardín. Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo
aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos. Es justo angustiarse con las propias culpas, pero es poco sabio permitir que los vicios de
los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y nada tuyos. Y si sin de ellos, ningún motivo tienes para molestarse. Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde
afuera.

Abrazos fraternales
Daniel Miccael Sais ©

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