Tus pensamientos se transforman en tu realidad.
Todo comportamiento proviene de los pensamientos que le precedieron.
Todo logro, grande o pequeño, comienza con un pensamiento, con una visión.
Controlando tus propios pensamientos y enfocándolos en un conjunto de metas determinadas y específicas, habrás tomado absoluto control de tu vida.
Desde el preciso instante en que comiences a visualizar tu propio futuro, dejarás de ser una víctima de tus circunstancias.
Nadie puede influir en tus pensamientos a menos que tú lo permitas.
Nadie más que tú puede controlar tus pensamientos.
Selecciona cuidadosamente las personas que tendrán influencia sobre tus pensamientos.
Rodéate de aquellos cuya estructura mental sea positiva, responsable, inteligente y con la mente abierta.
La persona que eres en tu interior determina la persona en la que te conviertes en el exterior.
Tu mente, tu cuerpo y todo el mundo que te rodea, están pidiendo a gritos una dirección, esperando ser moldeados y guiados por tus pensamientos; esperando poder ponerlos de manifiesto.
Piensa en la persona en la que deseas convertirte, porque te convertirás en la persona en la que estás pensando.
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