Sogyal Rinpoché
Toda práctica de la meditación puede sintetizarse en estos tres
puntos fundamentales: llevar la mente a casa, liberarse y relajarse.
Cada uno de estos puntos tiene sentido con resonancias a varios niveles.
Llevar la mente a casa significa situarse mentalmente en un estado de
mantenerse sereno mediante la practica de la plena conciencia. Llevar la
mente a casa es, en un sentido mas profundo, volverla hacia su interior
y reposar en su naturaleza. Esto constituye por si solo la meditación
más plena.
Liberarse significa liberar la mente de la cárcel de la posesividad,
al comprender que todo el sufrimiento y el temor y el desasosiego que
sentimos proceden del ansia posesiva de la mente. A un nivel más
profundo, el conocimiento y la confianza que proporciona comprender cada
vez mejor la naturaleza de la mente produce esa generosidad natural
profunda que te permite descargar el corazón de codicia dejándolo
liberarse, desvanecerse en la inspiración de la meditación.
Y, por último, relajarse significa ser espacio y liberar la mente de
tensiones. A un nivel más profundo, te relajas entregándote a la
verdadera naturaleza de tu mente, el estado de Rigpa. Es como echar un
puñado de arena en una superficie plana; cada grano se asienta por su
cuenta. Así es como te relajas en tu verdadera naturaleza, dejando
que todos los pensamientos y emociones se calmen y se disuelvan
naturalmente en el estado de la naturaleza de la mente.
Reposa en la gran paz natural.
Sobre todo, tienes que estar tranquilo, ser lo más natural y
espacioso posible. Suéltate sigilosamente del lazo de tu angustiado
yo habitual, despréndete de toda posesividad y relájate en tu
naturaleza auténtica. Piensa en tu yo ordinario, emocional y agobiado
por el pensamiento, como un bloque de hielo o mantequilla al sol. Si te
sientes duro y frío, deja que esa agresividad se funda al sol de tu
meditación. Deja que la paz actúe en ti y te permita recoger la
mente dispersa en la atención de mantenerse sereno, y despierta en ti
la conciencia y penetración de la visión clara o lucidez.
Descubrirás que toda tu negatividad desaparece, tu agresividad se
disuelve y tu confusión se evapora poco a poco como niebla en el
cielo infinito e inmaculado de tu naturaleza absoluta.
Sentado en calma, el cuerpo quieto, en silencio, con la mente en paz,
deja que pensamientos y emociones, o que aflore, vaya y venga sin
apegarte a nada.
¿Cómo es este estado? Dudjom Rimpoché solía decir: Imagina
un hombre que llega a casa después de una larga jornada de penoso
trabajo en el campo y se acomoda en su asiento preferido junto al fuego.
Ha pasado todo el día trabajando y sabe que ha conseguido lo que se
proponía; no hay nada más de lo que deba preocuparse, no queda
nada por hacer y puede desprenderse completamente de todos sus cuidados
y preocupaciones, complacido de ser, simplemente.
Así, cuando meditas, es esencial que crees un entorno interior
adecuado para la mente. Los esfuerzos y luchas proceden todos de no
estar holgado, así que es vital crear ese entorno adecuado para que
la meditación se produzca verdaderamente. Cuando el medio y humor son
los adecuados, surge sin esfuerzo la meditación.
A veces no empleo ningún método concreto para meditar. Me limito a
dejar la mente en reposo y descubro, sobre todo cuando estoy inspirado,
que puedo llevar la mente a casa y relajarme en seguida. Me siento en
silencio y descanso en la naturaleza de la mente, no dudo ni pregunto si
estoy en el estado mental correcto o no. No hay ningún esfuerzo,
sólo comprensión, atención fecunda y certeza inconmovible.
Cuando estoy en la naturaleza de la mente, la mente ordinaria ya no
existe. Soy simplemente. Existe una confianza fundamental. No hay
concreto que hacer.
Sogyal Rinpoché
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