El solo gesto de la sonrisa genera, por el movimiento muscular, un estímulo eléctrico sobre los filetes nerviosos que enervan los músculos que intervienen en la sonrisa, y los nervios sensitivos (que son los que vuelven hacia el cerebro) llevan este impulso hasta el centro del sistema límbico, donde es bien recibido por la glándula pituitaria o hipófisis (única de todas nuestras glándulas que es química y eléctrica al mismo tiempo)
Cuando la pituitaria recibe el impulso o estímulo generado por nuestra sonrisa voluntaria y consciente, reacciona liberando unas hormonas llamadas "endorfinas" (neuropéptidos de actividad opiácea), las que, además de ser el analgésico natural de nuestro cuerpo, producen al ser liberadas, una sensación de bienestar generalizado.
Uno de los pilares de nuestra enseñanza es el trabajo individual sobre la propia sonrisa y la visualización de las endorfinas, con un ejercicio que es todo un hallazgo
1 comentario:
Gracias MIccael, estaba francamente por el suelo y me reí de buena gana, me produjeron ternura y risa. El hipopotamo con su compostura y el perro haciendo de las suyas... Se cumplió el objetivo, me reí mucho.
Chérie Cecilia.
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