El proceso de crecimiento o madurez del humano implica estar en capacidad de reconocer las distintas facetas que debemos complementar para un desarrollo integral de nuestra identidad; y comprender que cada ciclo conlleva una secuencia de eventos, donde la relación de los opuestos, lo conocido en nosotros y lo oculto; estará permanentemente generando tensiones para conllevarnos a tomar decisiones de vida, y donde la responsabilidad es solo nuestra.
Sólo tomando conciencia de nuestros actos y sus consecuencias, podremos construir un camino que nos dirija a un mejor vivir.
La responsabilidad de la calidad psicológica, emocional y espiritual de nuestras vidas es sólo nuestra. Depositarla en el lado de afuera, sería la repetición del ciclo de un gran error. Normalmente, se nos dificultad entender acerca de esa verdad oculta que vive en nosotros, y en especial de aceptar que existe.
En el proceso de rescate de la autoestima, todos presentamos un elemento constante: el abandono a ser nosotros mismos, para ser lo que los demás quieren ver; entonces, enajenamos nuestra individuación para lograr una identidad colectiva. De esta manera, nos alejamos día a día de nosotros mismos e iniciamos un camino incierto, donde caminamos como autómatas, siendo el norte la búsqueda de una aprobación o aceptación de los demás acerca de lo que creemos que les hace estar bien con nosotros mismos; mas no así el querer estar bien con nosotros mismos, siendo libres en nuestro sentir y pensar.
El proceso de madurez del humano, implica tres grandes etapas: la dependencia, la independencia y la interdependencia. Estas etapas se presentan cualesquiera que sea la naturaleza del proceso que estemos viviendo o el rol que asumamos. Estar conscientes en cual de ellas nos desenvolvemos según el rol que ejecutemos, nos dará un indicio del nivel de evolución en procesos emocionales y espirituales de nuestro ser.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario