miércoles, 13 de septiembre de 2006

ABRIENDO EL CORAZÓN

Dios es amor y el amor parte desde nuestro corazón. El problema está en que desgraciadamente hoy en día no se le presta demasiada atención a los asuntos relacionados con el amor universal y la espiritualidad. En esta meditación vamos a abrir nuestra energía que emana directamente desde nuestro chakra cardiaco. Un lugar en nuestro cuerpo donde podemos ponernos en contacto directo con nuestro creador generando las más armoniosas vibraciones de humildad, respeto, amor, compasión, misericordia, alegría divina, ...Y la meditación dice así:

Preparativos: busca un lugar tranquilo, enciende una vela y apaga la luz. Siéntate en un lugar muy cómodo, y si te fuera posible procura hacerlo con las piernas cruzadas en la típica posición de meditación. Si lo deseas puedes poner algo de música que te inspire buenos y maravillosos sentimientos.

Relajación: ahora intenta relajarte todo lo que puedas. Respira profundamente tres veces. Siente que al inspirar te llenas de una energía de luz y al espirar expulsas todo lo negativo de tu cuerpo, que se ve totalmente desintegrado.

Mente en el corazón: cuando te sientas lo suficientemente relajado, lleva tu atención a tu corazón. Es posible que no sientas nada o que lo veas negro o muy debilitado. No te preocupes, es muy normal debido al tipo de vida que llevamos. Pero inmediatamente vamos a ponerle remedio.

Apertura del corazón: una vez que hayas tomado consciencia del estado de tu corazón es el momento de realizar una apertura al amor divino. Para ello debes imaginar como si en el centro del pecho, donde está el cuarto chakra, creciese un punto de luz dorada. Tómate todo el tiempo que necesites para visualizar como esa luz dorada aparece en el centro de tu pecho.

Amplificación del amor: a continuación visualiza como si desde ese punto de luz comenzaran a salir rayos hacia afuera, alcanzando a todas partes. Es el momento de pensar en lo que significa el amor verdadero, el amor divino, el amor universal. Es el momento de sentir que formamos parte del todo y que siempre tendremos su ayuda cuando lo necesitemos. Es el momento de confiar en la vida, de mandar amor a las personas que amamos, de eliminar las envidias y los odios y transmutarlos en comprensión y misericordia. Es el momento de ser Dios.

Puedes estar amplificando el amor, mandándoselo a quien quieras todo el tiempo que quieras. Si practicas a menudo esta meditación sentirás como tu corazón se enternece y poco a poco te va siendo más fácil alcanzar a entender el amor divino. También serás una persona más feliz y armoniosa a nivel interior.

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