sábado, 4 de agosto de 2007

BUSCO LA PLENITUD , NO LA CONFUNDIRÉ CON EL PLACER?

Es natural para el ego buscar placer, pensando que una vez que lo encuentra, el resultado es la felicidad.

El placer, sin embargo, no es un antídoto para el dolor. Si estamos sufriendo, ninguna experiencia placentera desde afuera nos quitará la angustia.

Esto refuta las presunciones del ego, pero no significa que debamos renunciar al placer. En cambio, tenemos que reconocer que la felicidad viene de otra fuente. ¿Cuál es esa fuente? Es el ser inmutable que subyace en nosotros, en nuestro interior.

Tal como declaraban los antiguos sabios, todos sabemos lo que es despertarse de un sueño. Así de fácil es reconocer al espíritu...

Después de experimentar un momentáneo despertar, el sueño de placer se vuelve irreal.

Este despertar necesita repetirse una y otra vez. Necesitamos experimentar esos estados de alerta, de júbilo, de vivacidad ilimitados. Ellos vienen y van, pero no como las cosas que cambian alrededor nuestro. La esencia viene y va como el sol, que una vez libre de las nubes, brilla constantemente.

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