sábado, 18 de agosto de 2007

Rectas relaciones

Corresponde a la armonía con nuestros semejantes y con el entorno. Se busca desarrollar el amor en su máxima plenitud tratando de sublimar las emociones, para alcanzar la armonía integral, con uno mismo, con nuestros semejantes y con la naturaleza.

A través de las relaciones humanas, el individuo se convierte primeramente en persona y más adelante en un alma viviente o esencia transpersonal.

La afectividad humana es una mina maravillosa de posibilidades, que nos permite experimentar la realidad natural y social, de mil formas bellas, es lo que le da color a la existencia; percibimos el mundo a través del cristal de nuestros afectos, de nuestra vida emocional . Es la vida de relación la que nos proporciona las mayores oportunidades de vivenciar los placeres y los sufrimientos de la vida humana.

Al relacionarnos con nuestros semejantes aprendemos a manejar nuestras emociones; aquí aparece también la gran ley del equilibrio, los pares de opuestos de la vida misma nos confrontan constantemente, y debemos si así lo decidimos encontrar el justo medio, para caminar serenos, en paz y en armonía con todo lo que existe.

Si no podemos cambiar lo exterior debido a las circunstancias, sí podemos transformar nuestro interior, nuestra vida afectiva, y así veremos que aquello que nos afecta es la oportunidad de crecer que necesitamos. Cuando ya nada queda por hacer ante una situación conflictiva y difícil . . . podemos aprender.

Mirando así a la vida como fuente de experiencias afectivas, como campo de batalla, donde nuestros enemigos son todos nuestros errores de comportamiento, y el triunfo es el aprendizaje conquistado, libremos entonces con valentía nuestra propia contienda.

Para poder establecer rectas relaciones humanas se requiere de la actitud de la apertura, la cual implica la capacidad del ser de abrirse para dar y recibir energías, que pueden ser conocimientos, sentimientos y acciones.

Mientras no se conozcan dos seres humanos, sus relaciones serán sólo superficiales, el conocimiento abre las puertas para un fluir de las emociones en forma más completa y directa, esta comunicación emotiva no siempre es adecuada o benéfica, depende de la disposición de cada uno de los involucrados en la relación mencionada.

Algunas personas no son conscientes de que es posible mejorar las relaciones
interpersonales, tienen alguna creencia irracional donde suponen que las cosas suceden casi por sí mismas, sin ellos poder influir o intervenir en los acontecimientos, por lo mismo reciben las cosas que suceden como algo irremediable, pero al mismo tiempo no aceptable, lo que ocasiona un conflicto constante al chocar con la realidad exterior, puesto que ésta no coincide con su deseo personal de dicha realidad . Esto mismo llevado a las personas, se traduce como: ¡la gente no cambia, es como es, y yo no puedo cambiar tampoco!

La apertura ante los demás representa la oportunidad de poder realmente compartir con otros lo más valioso de nosotros mismos, y poder aprender de nuestros semejantes, tratando de alcanzar la esencia de su ser; logrando la armonía plena o empatía como parte del proceso de ser cada vez más plena y auténticamente personas autoconscientes y realizadas . Por otro lado también el poder compartir nuestras limitaciones y problemas de una manera sana, justa y equilibrada, convirtiéndose dicha relación en algo terapéutico y positivo.

La apertura implica valor, decisión y fortaleza, porque nos lleva a un rompimiento de antiguos esquemas ineficaces y muchas veces nocivos y absurdos . También requiere sinceridad, autenticidad y asertividad en nuestras actitudes y sentimientos; aunado a esto, conocimiento, comprensión y tacto o sentido común, que nos permite saber cuándo, cómo y con quién debemos ser más abiertos, y cuándo no es posible hacerlo plenamente.

Del libro
EL SENDERO DE LA PAZ Y LA ARMONÍA INTERIOR
Autor: Rolando Leal
www.librosenred.com/ld/roleal/
http://www.egrupos.net/grupo/superacion

Reenviado y compartido:
Por Beatriz Cardona Garda

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