Como ya se explicó, empezamos nuestra larga jornada evolutiva como ‘chispas de Espíritu’ en evolución, creadas a partir de y formando parte del propio Ser de nuestro Creador, partículas de Su propio Espíritu y Fuerza de Pensamiento. Cada una de las chispas de Espíritu creada de la Mente de Dios se convierte también con el tiempo en “Padre/Madre” de un alma como extensión de ella misma y, por tanto, se convierte en aquel que origina una “familia” más de unidades de alma que están íntimamente relacionadas. Esta relación familiar con el “Yo Superior” original permite una interconexión e intercomunicación intuitiva más cercana entre los planos superiores e inferiores de existencia. También hay un continuo compartir de experiencias, no solamente desde los planos inferiores hacia los superiores, sino también desde el nivel superior hacia el más bajo. La advertencia que se transmite del nivel más alto intuitivo hasta el nivel físico inferior ayuda a evitar que las almas individuales se enreden en determinada área de evolución y puedan perder el sentido general de dirección. El “Yo Superior” continuamente trata de mantenerlas en el camino evolutivo correcto.
Así, se establece un grupo elevado de ‘Altas Super-Almas’, también conocidas como ‘Yo Superior’ o ‘Presencia Yo Soy’. A cada uno de estos Yo Superior se le permite, entonces crear o dar a luz otro grupo de 12 ‘Extensiones de Alma Primarias’ para, de ese modo, ampliar la experiencia de vida hacia mundos próximos al Plano de Luz Espiritual. Luego, a estas 12 Extensiones de Alma Primarias se les autoriza a crear otro grupo más de 12 almas o ‘extensiones de alma inferiores’ para que puedan vivir sus experiencias en mundos aún más densos. Así, finalmente puede surgir un gran ‘Grupo de Almas de la misma Familia’ de hasta 144 ‘Compañeros de Alma’ íntimamente relacionados, todos ellos ligados al mismo “Yo Superior”.
Este Grupo de Almas de 144 no se encarna en el mismo tiempo, o en el mismo nivel de vibración o dimensión particular, sino que puede manifestarse en toda la Galaxia, en muchas otras dimensiones o planetas. Sin embargo, todos los miembros del grupo, bajo su ‘Yo Superior’ común, permanecerán unidos en sus largos viajes evolutivos como un grupo de ‘Compañeros Alma”, a veces encarnando en un mundo en particular como pareja o como amigos, o formando parte de una extensa familia.
No obstante, la superalma Yo Superior debe respetar siempre las Leyes del Karma fundamentales que exigen que todos experimentemos en su totalidad la relación causa-efecto de cada una de nuestras acciones y su resultado. Así, el Yo Superior respetará siempre la auto-determinación o libre albedrío de cada extensión de alma inferior individual y separada. El Yo Superior únicamente ayudará cuando se le pida asistencia directamente, y nunca intervendrá kármicamente para aliviar aquellas difíciles lecciones que cada alma debe aprender por sí misma.
A medida que las extensiones de alma descienden hacia mundos inferiores de materialidad, desarrollan aún más su separación en dos grandes polaridades, la positiva y la negativa; cada una de ellas expresando cada vez más fuertemente la polaridad masculina (fuerza positiva, activa, extrovertida) y la femenina (fuerza negativa, que nutre, introvertida). Esto forma parte del Plan del Creador, que proporciona así al alma un mayor equilibrio entre estas dos grandes polaridades de la Creación, y le otorga una gran fuerza para regresar a la Unidad en la Mente de Dios.
De este modo se crean dos ‘Almas Gemelas’ o ‘Llamas Gemelas’ como parte de un solo espíritu a un nivel más alto, permaneciendo como dos partes de una misma extensión-de-alma, unidas eternamente. Después de descender y ascender juntas a través del Ciclo Evolutivo, se les destina finalmente a reunirse al final de su larga jornada, como un Ser completo y andrógino (es decir, masculino/femenino unido), siendo por siempre dos almas-en-una, conservando incluso un elemento de sus dos polaridades así como sus individualidades.
Cada Alma Gemela individual, dotada durante su descenso hacia la materia de una polaridad predominantemente masculina o femenina, actúa de esta manera como una fuerza que equilibra a la otra; una mostrando la fuerza inherente masculina y su característica mundana, activa, extrovertida y positiva; y la otra con una característica más femenina, receptiva, introvertida espiritualmente y de naturaleza educadora o nutritiva. Esta división inherente en dos polaridades opuestas que se atraen magnéticamente no solo ofrece el ímpetu necesario para la próxima re-unificación de sus dos almas, sino que promueve el deseo en todas las almas individuales de buscar la unidad con las demás almas, y de esta manera su eventual retorno a la Unidad colectiva de la Mente de Dios.
A medida que progresan en su evolución, las Almas Gemelas aprenden gradualmente a desarrollar un mayor equilibrio entre sus dos polaridades o géneros. A veces un Alma Gemela cambiará de género en una encarnación en particular con objeto de conocer las cualidades inherentes de la otra polaridad o género. Esto explica las diferentes dificultades en la identidad sexual que muchas personas experimentan aquí en la Tierra después de que escogieron en los planos espirituales encarnar en un cuerpo terrestre bajo un género opuesto y ‘desacostumbrado’. Por ejemplo, un alma de características predominantemente femeninas al encarnar en un cuerpo masculino estará, por naturaleza, más atraída al sexo opuesto, es decir, a otro género masculino. De la misma manera, un alma predominantemente masculina que encarna como una femenina, seguramente buscará la intimidad de la polaridad de atracción opuesta, otra femenina. Los cambios de sexo que muchas personas han estado impulsadas a hacer mediante una cirugía, muestran un ejemplo extremo de esta inhabitual posición en el género opuesto.
Por esta razón, las Almas Gemelas aprenden a equilibrar la cualidad de sus polaridades: la positiva (masculina), extrovertida/fuerte, con la negativa (femenina), receptiva/nutritiva. Así, finalmente estarán en condiciones de quedar totalmente reunidos como partes equilibradas de un alma andrógina (masculina/femenina), aunque cada una como parte de un ser superior unido, conservando una cierta individualidad y un elemento de su polaridad original.
Cuando un Alma Gemela encarna en un planeta de un nivel físico más bajo, como puede ser la Tierra, la otra generalmente permanece en un plano más elevado para poder suministrarle una conexión espiritual más próxima con el mundo superior. Existen ocasiones, sin embargo, en que las Almas Gemelas se ponen de acuerdo para encontrarse y compartir una encarnación a nivel físico, como cuando deben cumplir una misión conjunta en la Tierra. En tales ocasiones, a menos que hayan escogido nacer como familiares cercanos o gemelos en la misma familia, el tiempo y el lugar de su primer encuentro en el denso nivel físico siempre está previsto y pre-concertado a Nivel Espiritual. De tal manera que cuando se encuentran sobre la Tierra a veces experimentan una sensación de ‘amor a primera vista’ instantáneo y profundo, en el que intuitivamente recuerdan su antigua conexión amorosa al igual que reconocen su encuentro pre-concertado a nivel espiritual. Tal ‘encuentro’ siempre provoca una nota de nostalgia en todos nosotros, y se muestra en muchas de las grandes historias de amor románticas de la Tierra.
Aún cuando no estemos destinados a encontrar nuestra Alma Gemela o Llama Gemela aquí en la Tierra, es posible que en lugar de eso experimentemos una íntima asociación con uno de nuestros propios Compañeros de Alma Familiar - Espiritual, un miembro de nuestro amplio Grupo de Almas. También podemos haber estado íntimamente asociados con ese Compañero de Alma en particular en una vida pasada, ya sea como miembro de la misma familia o como un amigo íntimo durante una experiencia previa en la Tierra.
Durante el largo ciclo evolutivo, cuando las almas descienden a mundos inferiores de ‘materia’ y luego se vuelven a elevar, el Yo Superior permanece en el nivel espiritual más alto, acumulando y grabando constantemente todas las experiencias evolutivas vividas por aquellas extensiones-de-alma en evolución en los planos inferiores. Este conocimiento acumulado se hace accesible para ellos -vía el Yo Superior- como la voz interna de la conciencia, siempre presente para ayudarlos a tomar el camino correcto para su desarrollo futuro.
Por lo tanto, con la intención y el entrenamiento apropiados, podemos tener acceso a todo este conocimiento espiritual acumulado vía nuestro Yo Superior, simplemente dirigiendo nuestros pensamientos hacia nuestro interior durante una silenciosa contemplación y buscando la conexión con nuestra ‘Presencia Yo Soy’.
Este almacén de conocimiento y habilidades evolutivas acumuladas por el Yo Superior también provee a cada una de las almas inferiores encarnadas de un trasfondo de rasgos, talentos y habilidades adquiridas durante las vidas pasadas. Esta continuidad de desarrollo y logro explica porqué algunas personas nacidas sobre la Tierra muestran talentos naturales inusualmente excepcionales en el campo de la sanación o la ciencia, o quizá se muestre como un genio científico o un niño-prodigio musical.
Si intentamos visualizar la naturaleza y apariencia de un ‘Yo Superior’, tenemos una muy buena descripción del primer encuentro entre Shirley MacLaine y su propio Ser Superior. El encuentro fue conducido a través de una exploración psíquica con su amigo Chris Griscom. Shirley escribe en su libro titulado ‘Dancing in the Light’ [Bantam l985]:
“Respiré profundamente hacia mi propio centro como si estuviera logrando mi equilibrio psíquico. Luego una imagen surgió en mi mente, al principio difusa, pero luego muy clara. Fue absolutamente impactante. Vi la forma de un Ser Humano muy alto, extremadamente confiado, casi andrógino. Un suave manto color crema, plegado, flotaba sobre su figura de casi dos metros de alto, con largos brazos reposando calmadamente a los lados. Dedos aun más largos al final de sus brazos. La energía de esta forma me parecía más masculina que femenina. La piel del Ser era rojiza y su cabello, a la altura de los hombros, era castaño. La cara mostraba altos pómulos y una nariz recta como cincelada. Los ojos eran de un azul intenso y la expresión era de bondad suprema, aunque de gran fortaleza. El ser levantó sus brazos como dándome la bienvenida. Sentí que algo muy oriental emanaba de este gesto, más oriental que occidental. Y tuve la intuición de que era extremadamente protector, lleno de paciencia, pero capaz también de mostrar un gran enojo. Era simple, pero tan poderoso que parecía ‘saber’ todo lo que era necesario saber. Me quedé sin habla ante lo que estaba viendo y lo que sentía acerca de este ser.
“¿Quién eres?” – le pregunté, temiendo escuchar lo que me diría, temiendo vivir esta experiencia dimensional. ¡El Ser me sonrió y me abrazó!
“Soy tu Yo Superior Ilimitado”, dijo.
“¡Oh Dios mio!”, me escuché decir estúpidamente. “¿Realmente estás ahí?”
Sonrió de nuevo.
“Si,” dijo, “He estado siempre aquí. He estado aquí contigo desde el inicio del tiempo. Nunca me alejo de ti. Yo soy tú. Soy tu alma ilimitada. Soy el tú ilimitado que te guía y te enseña a través de cada encarnación”.
“Escucha”, le dije, “¿por qué tienes una forma y por qué te ves de esta manera?
Volvió a sonreír.
“Porque”, dijo, “debes verme en la forma de una dimensión del plano de la Tierra. La forma del alma es la forma del cuerpo humano, en todo caso. La única diferencia es que el alma es una forma sin masa. Pero si tú pudieras ver la forma-de-Luz de un alma, verías una cabeza, dos brazos, un cuerpo y dos piernas. El alma es luz de alta frecuencia sin masa. Esa es la única diferencia.”
“Bien pero, ¿por qué me pareces tan masculino?, le pregunté.
“Solamente parezco más masculino que femenino porque soy poderoso. La energía del alma es poderosa, pero también es andrógina. Es decir, existe un equilibrio perfecto entre la energía positiva, que es masculina, y la energía negativa que es femenina, o yin (femenino) y yang (masculino). La energía positiva masculina es impulsiva y activa. La energía femenina negativa es receptora y aceptadora. Ambas son igualmente necesarias para lograr la vida, una no puede obrar sin la otra.”
La imagen del Yo Superior permaneció calmada y centrada. Tenía la impresión que no se manifestaría a menos que estuviera motivada a hacerlo. Miré por la ventana, hacia un árbol afuera. Se mecía con la brisa.
“Escucha”, dije, “si te pidiera que me ayudaras a detener el movimiento de un árbol, lo podríamos hacer?
“Pruébame”, dijo el Yo Superior.
“Bien”, dije. “Ese árbol afuera. Vamos a impedir que se balancee.”
“Muy bien”, dijo el Yo Superior. “Siente mi poder convertirse en tú poder. Asume que juntos podemos lograr cualquier cosa.”
Me conecté con la energía de mi imagen del Yo Superior y me fundí en ella.
“Ahora”, dijo, “pídele permiso al árbol para controlar su movimiento.”
“¿Pedirle permiso al árbol? Le pregunté, dándome cuenta de pronto de las refinadas sutilezas de una interacción kármica.
“Por supuesto”, dijo el Yo Superior. “Todo tipo de vida debe trabajar en armonía, equilibrio y respeto por otra vida. No puede existir abuso de poder sin que haya una desastrosa consecuencia. Vas a escuchar al árbol responderte. Conocerás cómo se siente acerca de esto.”
“¿Los árboles sienten?”, pregunté.
“Desde luego,” dijo el Yo Superior. “Toda vida vibra con sentimiento. Y el estado natural del sentimiento es amor. El estado de amor se logra simplemente siendo. La naturaleza es una manifestación del estado de simplemente “ser”. Así es. Y lo que es, en el sentido más puro, es el perfecto equilibrio.”
Shirley, una vez que exitosamente detuvo el movimiento del árbol con la ayuda del Yo Superior, continúa:
Miré hacia arriba al Yo Superior en mi mente. Los brazos bajaron suavemente. “¿Te das cuenta?”, dijo. “Tú hiciste eso. Tú puedes usar tu energía para cualquier cosa. Pero debes reconocerme para poder hacerlo.”
“Entonces, ¿cuál es la diferencia entre tú y Dios?”, pregunté.
“Ninguna”, dijo. “Yo soy Dios, porque toda energía está conectada a la misma fuente. Somos cada uno aspectos de esa Fuente. Todos somos parte de Dios. Somos reflejos individualizados del Origen de Dios. Dios es nosotros y nosotros somos Dios.”
“Y tú eres yo”.
“Correcto”.
“Luego, ¿todos tienen su propio Yo Superior Ilimitado?”
“Exactamente,” dijo el Yo Superior. “Y cada Yo Superior está en contacto con cada uno de los Yo Superior. Todas las almas ilimitadas resuenan en armonía una con la otra. La razón por la cuál no reconocéis esa verdad en el plano de la Tierra es porque no estáis en contacto con la energía del alma individual de vuestros Yo Superiores. Pero habréis de llegar allí porque no existe otro lugar en donde lograr la paz. La paz en el exterior proviene de la paz en el interior. La paz interna surge de la comprensión de que todos somos Dios.”
[“Dancing in the Light”, por Shirley MacLaine – Bantam Books, Inc. l985]
Cada uno de nosotros tiene varios Guías y Ángeles Guardianes que trabajan desde los Mundos Espirituales para guiarnos y cuidarnos durante nuestras encarnaciones aquí en la Tierra. Cuando nacemos, nuestros Ángeles Guardianes mantienen un cuidado especial sobre nosotros cuando encarnamos por primera vez en un cuerpo físico, especialmente hasta los siete años. Los niños pequeños, cuya vista etérica generalmente funciona todavía, ciertamente son capaces de ver a los Ángeles Guardianes cuando están por encima de ellos, protegiéndolos y guiándolos.
Además de nuestros Ángeles Guardianes, existen otros Seres en el Plano Espiritual con los que usualmente hemos tenido una conexión en el pasado, que también actúan como nuestros Guías, guiándonos y protegiéndonos conforme vamos recorriendo nuestro sendero en la vida.
Este tipo de Guía es generalmente un “hermano mayor”, un alma de una evolución considerable, una que probablemente ha vivido muchas vidas anteriores aquí en la Tierra y que puede, por tanto, comprender muy bien la naturaleza y las dificultades de la vida a nivel físico. Nuestro Guía – él o ella - puede estar adquiriendo experiencias evolutivas de aprendizaje adicional muy útiles al observar nuestra vida y aprender de nuestras lecciones.
Sin embargo, al tiempo que nuestros Ángeles Guardianes y nuestros Guías están listos para aconsejarnos y asistirnos en todo momento, existen dos limitaciones para esta ayuda. Primeramente; ellos normalmente no van a interferir a menos que solicitemos directamente su ayuda; ellos deberán siempre respetar nuestro libre albedrío y por lo tanto no despojarnos de las importantes lecciones que debemos aprender por nosotros mismos. Y segundo: no debemos asumir que “cualquier cosa que pidamos nos será otorgada”, porque debemos recordar que los Seres Superiores tienen una mayor y mejor visión, y no nos van a ayudar a hacer algo que no sea para nuestro “bien supremo”. Sería fácil para nosotros sentir, cuando nuestras más fervientes oraciones no parecen ser respondidas, que nuestros Guías Celestiales nos han “fallado”. Pero debiéramos entender que los lazos entre nosotros y nuestros Guías fueron formados y existen en un nivel superior del Alma. En este nivel ellos saben – y también nosotros reconocemos cuando visitamos los planos superiores durante el sueño - lo que es mejor para nuestro “bien supremo”.
Aparte de la ayuda y consejo personales que podamos recibir como individuos, la sabiduría y la guía también se hacen evidentes a nivel terrestre en su sentido más amplio a través de otros Seres Superiores conocidos como “Maestros”.
“Un Maestro puede dar su consejo sin ser visto, quizá guiando la voz o la mano de un profeta; o un Maestro puede encarnar sobre la Tierra, ofreciendo con su vida un ejemplo para la humanidad. Un Maestro encarnado sobre la Tierra puede incluso quedar “ensombrecido” por un Maestro todavía más grande, quien, con el consentimiento del “menor” actúa y habla a través de éste. El Maestro Jesús-Sananda fue ‘ensombrecido’ de esta manera durante los últimos años de su ministerio por El Cristo, la encarnación más alta del Creador. Por lo tanto, “Jesucristo” no debe ser pensado o hacerse referencia a él como una sola “persona”, sino como el Maestro Jesús-Sananda, que por un tiempo fue ‘ensombrecido’ por El Cristo.
Los Maestros como parte de la Jerarquía Espiritual de la Tierra, son Seres altamente evolucionados, con un grado de sabiduría y conciencia completamente desarrollado. Ellos realizan el Servicio Universal. Generalmente no están ligados a ningún alma individual sobre la Tierra como son vuestros Ángeles Guardianes y vuestros Guías. Sirven a una causa mucho mayor, y cuando vienen a esta Tierra, ellos vienen no tanto para el individuo sino para la Humanidad como un todo. A veces hablan a través de canales entrenados e inspirados para dar mensajes a la Humanidad. Cuando encarnan sobre la Tierra vienen para poder servir a la Humanidad y para traer sabiduría y conocimiento para la Tierra como un todo. No están preocupados por el individuo tanto como por el Gran Plan. Es por medio de los Maestros que el Conocimiento para esta Tierra es revelado y entregado a la Humanidad, y el Plan Divino para esta Tierra es revelado y ejecutado”.
[The Master RAMALA – canalizado por el Centro Ramala, Glastonbury.]
En verdad hay una gran cantidad de ayuda y apoyo para aquellos que la buscan en la paz de su mente y en la humildad del espíritu. El conocimiento espiritual enseña que a través del proceso de iluminación del cuerpo, del desprendimiento del egocentrismo, y del desarrollo consciente de la Unidad Universal, podemos abrirnos a mundos que están más allá de nuestra limitada percepción de la “realidad” y aprender a recibir el “Conocimiento Superior”, la sabiduría de nuestros Guías y de los Grandes Maestros. Y puede decirse sin miedo a la exageración que ‘necesitamos todo tipo de consejo y asistencia que podamos obtener’ pues las encarnaciones que experimentamos aquí en la Tierra a nivel físico son las que nos ponen a prueba y las más difíciles de todo nuestro viaje evolutivo.
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