Cuando hay honestidad, no hay preocupaciones.
La fuente más importante de las preocupaciones es que no hemos sido honestos en algo. Tal vez haya sido una mentira que tenemos que "cubrir", o, lo más común, no somos capaces de admitir limitaciones y pedir ayuda.
La honestidad se basa en entender qué realmente soy y expresar esto a los demás. Si hay una tarea y no la puedo cumplir, no soy menos que nadie, simplemente no lo puedo hacer. Al ser honesto, además de ser libre de preocupaciones, la tarea se cumple sin problemas.
Fraternalmente en la luz del amor
Miccael Sais
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